Machismos cotidianos: Un día cualquiera
Estamos en un bar, una amiga y yo, hay música y bastante gente pero se puede estar bien. Al cabo del rato entran dos maromos pijos y gilipollas (les faltaba el jersey sobre los hombros, el resto de tópicos se cumplía totalmente), con la típica actitud machista, es decir, nos ven, se arriman todo lo que pueden y comienza el acoso, primero hablan de nosotras como si fuéramos objetos puestos ahí para que ellos comenten lo que le parecemos y como si nosotras estuviéramos sordas, en caso de no estarlo, deben de presuponer que nos encanta ser el centro de atención de sus miradas y atención, andan al acecho arrimándose cada vez más. Ya pasan al siguiente grado que es hablarnos directamente, claro está, me hago la sorda para ver si captan la directa pero obviamente como son retrógrados o les pone mucho más una negativa no se queda ahí el asunto.
Mi amiga se va a la barra a pedir la cuenta, me han incomodado tanto que prefiero marcharme a otro bar que seguir aguantando y luchando para que nos dejen en paz, es decir, para mantener nuestro espacio personal y que dejen de acosarnos con sus miradas y su comportamiento de descerebrados. En este momento uno de los sujetos, se acerca más a mi, no dejándome nada de espacio vital, suerte que estoy en una silla grande y con hombros que no le permite tocarme directamente, es decir, tengo un escudo protector y menos mal, pero claro, no contentos comienzan a comentar textualmente: “las niñas se van porque ellas quieren, vaya...”, nuevamente claro está, en voz alta, como si estuviera sorda o me encante que dos “sujetos” estén llamándome niña y hablando de mi en términos casi de ganado. Al final uno se dirige a mi diciendo: “¿os vais?” No le contesto porque no me da la gana de hablar con quién me ha estado acosando y me mira y habla de mi de ese modo, pero claro, sus genitales machunos le instan a insistir, me toca el brazo y me vuelve a preguntar si nos vamos, a esto, sin siquiera mirarle, y apartando mi brazo lo que puedo porque ha invadido mi espacio personal totalmente, le digo a regañadientes, sí, pero lo que quisiera es pegarle una ostia. Nuevamente se creen con derecho a intimidarme, no es lo que preguntan, son las formas, las maneras.
Llega mi amiga de la barra y salgo escopetada a ponerme el abrigo fuera porque me entran ganas de machacarles pero he decidido salir fuera a relajarme. Cuando mi amiga vuelve de la barra y se está vistiendo para salir, uno le dice al otro: “no eran mi tipo, son más el tuyo, a mi es la cara la que me tiene que poner”. Todo esto por supuesto, lo suficientemente alto como para que mi amiga lo oiga. Era su única manera de gestionar su frustración de no tener absolutamente nada que hacer con 2 mujeres como nosotras, obviamente porque nosotras no queremos. Si hubiéramos sido 2 hombres nada de esto hubiera sucedido, sólo se atreven a hacer algo así a 2 mujeres porque está tan interiorizado en la sociedad este tipo de comportamientos que se perciben como algo natural pero en realidad no lo son, nos acosan, nos invaden el espacio vital, nos tocan sin nuestro permiso, hablan de nosotras como si fuéramos maniquíes, objetos de deseo, un trozo de carne, sin tener en cuenta que les estamos oyendo, sin respetarnos en absoluto, se creen con el derecho de hacerlo porque se creen más y mejor que nosotras.
Esto es algo que nos sucede casi a diario a todas, sólo que muchas ni siquiera son conscientes de que esto es machismo y que no tenemos porque aceptarlo, asumirlo y sonreír, NO CLARO QUE NO! NO INVADAS MI ESPACIO PERSONAL. TÚ MIRADA ME ACOSA. NO ME LLAMO NIÑA ME LLAMO MUJER.