Artista: The Adverts
Álbum: Crossing the Red Sea with The Adverts
Año de publicación: 1978
Sello: Bright
2. Bored Teenagers
3. New Church
4. On The Roof
5. Newboys
6. Bombsite Boy
7. No Time to Be 21
8. Safety in Numbers
9. Drowning Men
10. On Wheels
11. Great British Mistake
A partir de 1976 en Londres se vivió intensamente, al menos en lo que respecta al movimiento punk. La eclosión de bandas al calor de Sex Pistols, The Clash o The Damned fue de tal magnitud que era tarea imposible estar al tanto de todo lo que se cocía. Eso sí, todo era rápido y efímero. Era la máxima. Para finales de los setenta la mayoría de los grupos estaban desaparecidos en combate o directamente defenestrados.
The adverts son una buena muestra de esta vorágine. Se forman a finales de 1976, consiguen tocar en el mítico The Roxy –sala de conciertos que sería el epicentro del punk londinense– y con apenas unos meses de vida se ven con una gira junto a los Damned y con un contrato para lanzar un single con el sello Stiff Records.
Su éxito radica en sus composiciones, en su sencillez. Estar en el momento justo. Aunque también la presencia de Gaye, bajista y fundadora de la banda junto a T.V. Smith, llama la atención en una escena donde los escenarios se encuentran prácticamente acaparados por hombres. Los promotores y agentes ven en ella un reclamo comercial y no dudarán en proyectarla y usar su estética, para convertirla en un icono punk femenino. Es una navaja de doble filo, por un lado ayuda a popularizar la banda pero acabará precipitando su descalabre.
Crossing the Read Sea With The Adverts llega a principios del ’78 alentado por la buena acogida de sus singles. Gary Gilmore’s Eyes había pegado fuerte llegando a entrar en las listas de éxitos de Reino Unido, alimentado en gran medida por el morbo y polémica en torno al caso de Gary Gilmore, un criminal sentenciado a muerte en Estados Unidos que rehusó apelar su condena, aceptando su ejecución. La que se montó fue tremenda. Conmocionó a la sociedad estadounidense y puso la pena de muerte en el centro del debate. Así que cuando The Adverts le dedicaron una canción llamaron inmediatamente la atención, era el tema de moda.
En cuanto a su LP, si bien no incluía el gran éxito, venía tan repleto de grandes temas que nadie lo echó de menos. On The Roof, Bored Teenagers, Bombsite Boy, Safety in Numers… tremendas composiciones, supliendo las carencias técnicas con originalidad y sobre todo con una forma característica de jugar con los tiempos dentro de la misma canción. Confirmaron la buena sensación que dejaron con los siete pulgadas. En muchos medios y fanzines de la época se catalogó el LP como una referencia del punk, colocándolos al nivel de los Sex Pistols o The Clash.
Como comentábamos antes, si bien la imagen icónica de Gaye resultó útil a una emergente formación para abrirse camino, acabaría por desatar sus propios demonios. Su sobreexposición empezó a crear problemas entre los miembros que no aceptaban que ella recibiera todas las atenciones. También las críticas, como cuchillos, fueron a parar hacía ella, la más visible, la imagen del grupo. Algunos gurús del punk se emplearon a fondo para atacarla, en parte cansados de tanta publicidad centrada en su figura, en parte por envidia y en gran parte por ser mujer. En el fondo existía un machismo subyacente que no podía encajar que una mujer llegase tan lejos. Los mismos que criticaban que no sabía tocar idolatraban a Sid Vicious, y aún así, desde cuando en el punk, que ellos mismos defendían, ¿se necesitaban credenciales de conservatorio?
El caso es que tal revoltijo de mierda acabó por provocar tal desgaste en la banda que precipitó su final. Gaye acabaría tan quemada que colgaría el bajo para los restos, alejándose totalmente de la escena punk. La aventura solo duraría tres años, pero ya decíamos que aquella época se vivió intensamente.