Bandas Alienígenas: Nina Hagen

Los años 80 son una década tremendamente especial en lo que a la música se refiere. El desarrollo de los géneros más extremos del metal (thrash, black y death) y del punk (hardcore, grindcore) vivió, sin ninguna duda, su época dorada en dicho decenio. A su vez, suponen unos años casi malditos para un sin fin de bandas y artistas surgidos en los 60s y 70s, que cayeron muchas veces en producciones que cuanto menos han envejecido mal. Lo orgánico daba paso a lo sintético.

Que duda cabe de que existen honrosas excepciones y, confesémoslo, algo de ese «cutrerío» ochentero tenía su encanto, ya fuera en el metal, en el rock o, por qué no, en el pop. Hoy os traemos a una artista que supo moverse como nadie en ese universo de plástico, fosforito y spray. Mezcló genialmente, y ese fue su mayor valor, el DIY del punk con el virtuosismo de su voz, y la estética hortera con una capacidad al alcance de muy pocos.

Nina Hagen nació en Berlín del Este en 1955, hija de la actriz Eva-Maria Hagen, una especie de Marilyn Monroe del Este, salvando las distancias. Con 21 años logró salir de la RDA poniéndo rumbo a Reino Unido, en plenos años de la efervescencia punk. Ya de regreso en Alemania Occidental montó la Nina Hagen Band con la cual publicó 2 discos, en 1978 y 1979. Sería el punk el estilo de base en ambos, si bien el uso de teclados y algunas melodías apuntaban a un sutil barniz progresivo y experimental.

En el primero de ellos destacaba claramente el tema TV Glotzer, cover del White Punks On Dope de The Tubes. No incluida en el disco, ya por aquella época sus actuaciones en vivo solían incluir además una punkerizada versión de My Way, popularizada por Frank Sinatra. El tema sigue siendo inexcusable en sus directos actuales. El siguiente trabajo, titulado Unbehagen, da un paso más en la búsqueda de un sonido propio y mantiene un nivel más alto que el anterior en la mayor parte de su duración. Con la relativa popularidad obtenida con su última grabación, Nina participa en el film musical Cha Cha, y actúa en el Olympia de París en uno de sus conciertos más importantes hasta la fecha.

Ya en 1982, con NunSexMonkRock alcanzaría su cénit artístico, si bien no sería fácil afirmar que sea su mejor disco, y menos aún con la gran variedad de estilos que Nina Hagen abrazó a lo largo de su extensa carrera. Incluye en todo caso temas emblemáticos como Smack Jack, Future Is Now o Born In Xixax. Supone un gran salto de calidad, y sobretodo de creatividad, respecto a Unbehagen. Se nota que Nina se ha curtido bien en conciertos por toda Europa y, sin abandonar el Punk, amplía sus miras e incorpora diferentes estilos y ritmos en una amalgama difícilmente descriptible que casa a la perfección con su espectacular registro vocal.

En Angstlos, de 1983, titulado Fearless en la versión del LP regrabada en inglés, alcanza nuevamente un altísimo nivel con una fresquísima apuesta por la música disco, dando rienda suelta a su repertorio loco de voces y más voces: agudas, graves, gritadas, susurradas,… No os asustéis, sigue siendo más punk a su manera que el 99% de sus coetáneos. Contiene el hit New York, New York, que nada tiene que ver con el New York de Sinatra. Otros temas recomendables de este trabajo son Zarah o la bailonga I Love Paul.

1985 sería un muy buen año para Nina, con la publicación de In Ekstasy, nuevamente grabado en versión alemana e inglesa. El disco contiene algunos temas interesantes, si bien la experimentación es menor y es notable el intento de enganchar con melodías más pegadizas. En todo caso, sigue presente el estilo excéntrico de Nina, aunque posiblemente esta vez más en la estética que en el fondo. Buscando su lugar en el estrellato, consiguió hacerse un hueco para actuar en el Rock In Rio de 1985 y la gente alucinó con su set como demuestran algunos vídeos. Ese mismo año actuó también en otros festivales grandes como el Roskilde.

Desde ese momento en adelante, su carrera discográfica no fue tan sólida y los vaivenes estilísticos no siempre alcanzaron la originalidad anterior. Pese a todo, siguió grabando alguna que otra canción interesante y de vez en cuando sí que sorprendería con algún disco más que respetable, como FreuD Euch de 1996 (regrabado en inglés como BeeHappy y en el que colaboró con Dee Dee Ramone), o The Return Of The Mother de 2000, en el que exploró las nuevas tendencias de la época mezclando instrumentaciones rock y metal con una producción actualizada. También es reseñable, y totalmente meritorio, la apuesta de Nina incluso en sus años recientes por buscar hacer buena música ya sea dentro de la tradición hindú, la Big Band o el Gospel.

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