El Potro, héroe del pueblo

Un pobre chaval
con problemas en el habla
pero vaya hostias metía
encima de las tablas

Un cantar de gesta adaptado a nuestro tiempo. Los catalanes Von Dänikens dedicaron sus glosas a uno de los personajes más legendarios del país. Un ídolo defenestrado. Policarpo Díaz. El Potro de Vallecas.

El potro ha pasado al acervo cultural tanto por sus combates como por su rocambolesca vida. Su historia es la del sueño que se convierte en pesadilla. Ascenso y caída. De la fama y  reconocimiento, a convertirse en otro muñeco roto más del despiadado engranaje del mundo del boxeo. Un mundo donde la rapiña de promotores y demás cuatreros es la moneda de cambio. Lo expresaba de forma magistral Arthur C. Doyle en su novela Rodney Stone:

…si el boxeo ha caído tan bajo, no es por culpa de quienes pelean, sino de la canalla miserable de parásitos y maleantes que hay alrededor y que está tan por debajo del honrado púgil, como el tramposo y el timador lo están del noble caballo de carreras que les sirve de pretexto para sus canalladas.

Las opciones son limitadas cuando naces en el seno de una familia pobre y en un barrio popular como Vallecas. Está la senda ardua pero segura de deslomarse en algún trabajo a cambio de un triste jornal y está el tentador pero arriesgado atajo de la delincuencia. Poli se acercaba peligrosamente a este hasta que descubrió el boxeo. Empezó a practicarlo en un gimnasio del barrio. El rigor y la disciplina de este deporte ayudarían a templar su carácter díscolo. Su velocidad y su destreza le brindarí­an la oportunidad que a otros les darí­a su alcurnia. No hay mejor caladero para el pugilismo que las zonas marginales, la sucesión de campeones está escrita por las calamidades históricas de los distintos pueblos: irlandeses, afroamericanos, latinos… han visto en épocas de especial dificultad a los suyos con los galones más altos en el centro del ring.

Por las mañanas currando en la obra y por las tardes currando al saco. La vida del boxeo amateur no es precisamente un chollo. La siguiente etapa, la de profesional, tampoco es un camino de rosas, más bien de espinas gracias a la Federación Española de Boxeo. Anquilosada en épocas oscuras sobrevive con un compendio de carcundas y torrentes que atragantan al más pintado. Desde el primer momento la relación entre estos y Poli, resulta conflictiva y tensa, se empeñan en ponerle todo tipo de obstáculos. Pero su destreza se impone y logra con dieciocho años el Campeonato de España, recibiendo, no sin sorpresa, el cinturón de campeón de la Federación con la enseña franquista, hablamos del año 1986 y estos seguían viviendo en Cuéntame.

A partir de aquí su carrera despega dejando números imponentes: ocho veces campeón de Europa e invicto hasta la fecha. Sus dotes deportivas y su carácter procaz causan la admiración entre el más variopinto paisanaje. En bares, discotecas y fiestas de guardar, se deja ver el bueno de Poli hablando con todo quisqui y exhibiendo su guardia cuando la cámara lo reclama. Es el ídolo de la España noventera, la del pantalón de chándal de corchetes y el pelo ensortijado.

Un hecho clave marcará para siempre su vida: la pelea en 1991 por el título intercontinental contra el escurridizo y peligroso Whitaker (considerado uno de los mejores púgiles libra por libra de su tiempo).

La pelea se dirime a los puntos y a pesar de la derrota Poli Díaz hace un papel bastante digno sin haber llegado en las mejores condiciones a la cita y no haber preparado con demasiado rigor la pelea – fuera de su peso, sin aclimatación previa, sin estudiar mucho a su rival… – e incluso aguantando desde el tercer asalto con una costilla rota pudo derribar a su adversario en el último momento. Competir por un título mundial, independientemente del resultado,  le pone en el candelero y una bolsa repleta de millones de pesetas le pone en el camino de la perdición. Su ascenso se frena en seco, se acaban los días de vino y rosas y comienza la vorágine destructiva.

El dinero dura unos años, tanto como los amigos, las amigas y los coches despampanantes. Joven, famoso, con una historia de miseria detrás, se ve de pronto con más dinero del que puede gastar. Obviamente no iba a ponerlo en bonos del tesoro. La noche se encargará de engullirlo y su poca avaricia le llevará a derrocharlo con propios y extraños. Lo más trágico es que cuando todo se acaba, cuando parece que ya no hay más de donde tirar, es cuando se engancha a la heroína. Su vida se vuelve rocambolesca y la prensa encuentra en los sucesos que protagoniza la carnaza que necesita.

La hemeroteca retrata su caída. De las crónicas deportivas pasa a la sección de sucesos, a cada cual más bizarro, agresiones, detenciones, una juerga en Oviedo con Mickey Rourke… Sus apariciones en el cuadrilátero son anecdóticas, contra rivales de poca relevancia, retirándose y reapareciendo intermitentemente. Saliendo y entrando del mundo de la droga. Los problemas económicos le llevan incluso protagonizar películas porno con Nacho Vidal, títulos como ‘El potro se desboca’ y ‘El potro, el lama y que el que los lame’ aparecen en los kioskos del país convirtiéndole en objeto de burla y mofa.

La vida parece devolverle todos los golpes que propinó en el ring. Años después, ya totalmente apartado de la vida pública, cuando muchos comienzan a preguntarse aquello de ¿qué habrá sido de…? la prensa se hace eco del paradero del Potro, vive en el poblado de las barranquillas entre miseria e inmundicia, alquilando su chabola como chutódromo. Toca fondo. Consciente de su situación empieza a intentar salir del infierno. Pero sus intentos de recuperación se ven interrumpidos por recaídas y por un entorno de marginalidad y delincuencia que dificulta abandonar el pozo en el que se ha metido. No solo es salir de la droga, es salir de todo lo que le rodea.

Diversos proyectos para entrenar en distintos gimnasios no terminan de cuajar. Las necesidades económicas apremian, llevándole a ejercer de cundero – es decir llevando a yonkis con el coche a los poblados de la droga  a cambio de dinero- y a protagonizar de nuevo situaciones delirantes, como aquella en la que fue detenido por apuñalar con un destornillador a un individuo que le debía cinco euros.

Gracias a su pareja, fue cogiendo pie, alejándose definitivamente del mundo de la droga e intentando recuperar su vida. Escribió sus memorias ‘a golpes con la vida’  en las que narra toda su odisea, que bien podría dar para una película. Hoy en día vive humildemente en su barrio de toda la vida, Vallecas, y por allí se le puede ver, parándose a hablar con todo aquel que le recuerda sus gestas pugilísticas. Ahora solo cabe esperar que se cumplan los deseos de Von Danikens:

El potro se desboca
y os partirá la boca
algún día regresará
héroe del pueblo sin igual
¡Campeón otra vez será!

17 comentarios

  1. Lo de Poli Días en esos años tenia merito aunque para mi losmejoresen España siempre seran José Legra y
    José Durán.

  2. Gulliver tienes razón ,Pepe Legrá y Pepe Durán eran 2 fenómenos del boxeo que además le dieron a España
    titulos mundiales y titulos europeos.

    1. El combate en el que Pepe Durán le ganó el titulo de campeón del mundo de los pesos superwelter al
      japonés en 1976 es una maravilla,los japoneses le habían preparado una encerrona a Pepe Durán pero
      el madrileño sacó su clase pugilistica y regresó a España como campeón del mundo.
      ¿ Y que decir de Pepe Legrá ? El cubano nacionalizado español era el Cassius Clay de los pesos plumas .

      1. Pepe Durán hizo un buen combate contra el japonés Koichi Wajima y gracias a eso en el
        14 º asalto lo noqueó y volvió a España como campeón del mundo de los pesos superwelter.
        Pepe Legrá era unico boxeando tenia un estilo unico .

  3. Lo de Poli Diaz tiene merito pues en esos años la corrección política hizo que los medios de comunicación no querían hablar de boxeo salvo que fuera para contar desgracias.
    Pepe Legrá y Pepe Durán también fueron dos grandes campeones de Europa y del mundo y boxeando con mucho estilo.

  4. Iñaki Sierra Maldonado :
    Urtain siempre fue un falso boxeador experto en tongos compararlo con Pepe Legrá, Pepe Durán y Poli Díaz es como comparar el cerebro de Belén Esteban con el de Alberth Einstein .

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